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FINANZAS Y ECONOMÍA

Los próximos tres gobiernos que se elijan –hasta el 2026– tendrán que asumir los pagos más fuertes de la deuda externa en bonos que ha contraído el Gobierno actual desde el 2014 y que llegan a $ 7.250 millones. Actualmente se deben cancelar unos $ 700 millones de intereses, pero los pagos de capital que deben hacerse al vencimiento empezarán desde el 2020 y seguirán el 2022, 2024 y 2026. Al menos así está, al momento, la estructura de la deuda en bonos soberanos, que a decir de Alberto Acosta Burneo, editor de Análisis Semanal, es de alto costo y de corto plazo.

Según Acosta, el problema de la deuda externa total del Ecuador no es el stock, que está en un 39% y aún es manejable. El inconveniente serían los plazos de pago que oscilan entre 5 y 10 años y la tasa superior al 9% en promedio. La reflexión la hizo a propósito de la nueva emisión de bonos que Ecuador realizó el martes pasado a una tasa de 9,12% y a 10 años.

El Gobierno ecuatoriano regresó al mercado internacional en 2014 (luego de declararse en moratoria en 2008), colocando $ 2.000 millones a 10 años y a una tasa de 7,95%. Sin embargo, las siguientes emisiones fueron en otras condiciones hasta que en 2015 se emitieron bonos con una tasa del 10,75% y solo a 5 años plazo. En todos los casos, el acreedor de estos bonos es Citigroup Global Markets y el destino del dinero es, según reporta el Banco Central, el programa de inversión del Gobierno y el financiamiento para el presupuesto.

Sobre la última emisión, Acosta Burneo considera que son mejores condiciones que las anteriores, pero aún siguen siendo onerosas. Explicó que la única salida para los siguientes gobiernos sería reperfilar o reestructurar la deuda. Esto es contraer deuda pero más barata y a más largo plazo para pagar la deuda cara y de corto plazo.

Hace pocos días el ministro coordinador de la Política Económica, Diego Martínez, dijo que este Gobierno va a realizar dicha reestructuración de deuda. Sobre el tema, Acosta cree que esta nueva colocación no tiene características de renegociación sino de más endeudamiento.

El Ministerio de Finanzas consideró que la colocación fue exitosa y que “hay señales palpables de recuperación económica que son percibidas por los inversionistas y que han servido para que se ratifique su respaldo a nuestra economía, al adquirir los bonos” . (I)

WASHINGTON (EFE Dow Jones)—La inversión extranjera directa en los mercados emergentes —la esencia del crecimiento económico para las naciones en proceso de industrialización— empezará a caer este año a los niveles mínimos posteriores a la crisis financiera, como consecuencia en parte a la agenda proteccionista de comercio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El Instituto de Finanzas Internacionales —o IIF, por sus siglas en inglés—, un grupo que representa a más de 500 de los mayores bancos del mundo, fondos de inversión y otras firmas financieras, dijo el jueves que la inversión extranjera directa probablemente caerá a US$386.000 millones este año. Esto representaría un descenso de cerca de 30% respecto a la registrada tres años antes y sería el nivel más bajo desde la crisis financiera de 2008.

Las previsiones del instituto sugieren otro año flojo en los flujos de capital y en el crecimiento económico de los mercados emergentes después de que la desaceleración del crecimiento de China y la caída de los precios de las materias primas hayan sofocado las inversiones extranjeras en los dos últimos años.

La cifra es una señal más de la desaceleración generalizada de la globalización que preocupa a los responsables políticos de todo el mundo. Muchos países, enfrentándose a una demanda anémica exterior y sin la voluntad política para llevar a cabo una transformación interna, están volviendo hacia un liderazgo más proteccionista.

Los inversionistas están mostrando mayor cautela sobre las inversiones de mayor riesgo en el extranjero, en particular conforme la Reserva Federal comienza a subir las tasas de interés y la economía de EE.UU. continúa expandiéndose a un ritmo más rápido.

El mes pasado, el Fondo Monetario Internacional redujo las perspectivas de crecimiento para muchos mercados emergentes.

“Con el telón de fondo de las nuevas iniciativas de política de Estados Unidos —aún en proceso de elaboración— como los impuestos a las importaciones y el clima en contra de la tercerización en otros países, los flujos de IED podrían verse bajo nuevas presiones”, dijo Hung Tran, director gerente del IIF.

Los países más expuestos a EE.UU. a través del comercio, las remesas y la inversión extranjera —como Brasil, China, Corea del Sur y México— son los más vulnerables, agregó Tran.

Los mercados se han vuelto verdaderamente globales, pero el lugar de residencia de los inversionistas podría ser cada vez más determinante en sus decisiones.

Es probable que los inversionistas estén menos preocupados por los riesgos políticos que ven en muchos países occidentales si viven en el país que causa esas inquietudes. Algunas señales sugieren que, ante la complejidad de la política exterior, prefieren invertir en mercados con los que están más familiarizados.

Este año, las elecciones en Francia, Holanda y, posiblemente, Italia podrían afectar el futuro de la zona euro, al tiempo que se prevé el inicio de las negociaciones para la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Algunos inversionistas temen que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, promulgue políticas proteccionistas que afecten la economía mundial.

“Diferentes regiones y diferentes países a menudo ven un evento muy similar de forma muy, muy diferente”, afirma Michael Kelly, director del equipo multiactivos de PineBridge Investments, que tiene alrededor de US$82.600 millones bajo gestión.

Los inversionistas dicen que se ven obligados a volverse expertos en relaciones internacionales. Ante esta perspectiva, muchos se están refugiando en lugares que conocen mejor y vendiendo activos en el exterior en el corto plazo. A menudo se han equivocado.

En diciembre, los italianos votaron en contra de las reformas constitucionales propuestas por el primer ministro Matteo Renzi, lo que provocó su renuncia. Muchos gestores de fondos internacionales habían advertido que tal resultado amenazaría la existencia de la zona euro, pero los inversionistas locales estaban mayormente convencidos de que no habría grandes cambios.

“Todos los inversionistas importantes, que saben muy poco acerca de nuestro país, hicieron esta conexión entre la derrota del referendo y las consecuencias para la zona euro”, asevera Paolo Basilico, presidente ejecutivo de Kairos Partners SGR SpA, con sede en Milán. “Hay una dificultad histórica para entender la política italiana”, dice en referencia a un país que ha tenido 65 gobiernos en 70 años.

Desde el referendo, el índice de referencia de la bolsa italiana, el FTSE MIB, ha trepado 9%.

Debido a que los inversionistas extranjeros habían vendido su portafolio italiano en anticipación a la consulta popular, las compras se multiplicaron durante el repunte, dicen inversionistas locales.

Las predicciones sobre un colapso de los activos británicos después de la decisión sobre el brexit también han resultado incorrectas, pese a un derrumbe de 17% de la libra esterlina inmediatamente después del referendo del 23 de junio. La explicación podría ser que los inversionistas regionales mantuvieron la calma, sugieren los datos. En las cuatro semanas posteriores al brexit, los fondos domiciliados en EE.UU. que invierten en renta variable europea sufrieron retiros de casi 9% de todos los fondos que administran, de acuerdo con cifras de la proveedora de datos EPFR Global. Eso se compara con 1,7% en el caso de los fondos con sede en Europa que invierten en las acciones de la región.

Los propios británicos estaban más relajados sobre los potenciales riesgos. Su gasto ha ayudado a la economía del Reino Unido a superar las expectativas, un desempeño que ha impulsado aún más los mercados locales.

Tras la victoria de Trump en noviembre, los inversionistas estadounidenses parecían tener una opinión más positiva sobre su posible impacto en la economía mundial que sus pares europeos. “Un gran sesgo nacional ha llevado a un desempeño drásticamente superior de los activos estadounidenses”, afirma Neil Dwane, estratega global con sede en Londres de Allianz Global Investors.

En la semana siguiente al triunfo de Trump, los fondos domiciliados en EE.UU. que invierten en acciones globales registraron ingresos de US$8.200 millones, o aproximadamente 0,2% de todo el dinero que manejan. En cambio, los fondos de acciones globales con sede en Europa sufrieron la salida de US$6.100 millones, o cerca de 0,3% de los activos bajo gestión.

Si bien es difícil llegar a una conclusión basada en los datos de flujos de fondos, evidencia anecdótica sugiere que los inversionistas europeos tienen una visión más negativa sobre el presidente de EE.UU. que quienes que se encuentran en ese país.

A Kelly, de PineBridge, no le agradan las declaraciones de Trump sobre el libre comercio. Sin embargo, cree que los planes del presidente republicano de reducir los impuestos y aumentar el gasto en infraestructura tendrán un efecto positivo sobre la economía global.

“No creemos que la mordida sea tan grave como el ladrido”, expresa.

Chris Zaccarelli, director de inversión de Cornerstone Wealth, con sede en Charlotte, Carolina del Norte, es otro que piensa que “las políticas procrecimiento ganarán al final”.

Días después de la asunción de Trump, Erik F. Nielsen, economista jefe en Londres del banco italiano UniCredit, envió una nota de investigación a los clientes en la que decía que el nuevo presidente estadounidense planteaba “una gran amenaza para el orden mundial”. Afirmó que “si esta amenaza empieza a desplegarse, la volatilidad del mercado aumentará a medida que el capital internacional se dirija a lugares más seguros”.

Más recientemente, los inversionistas europeos han comenzado a invertir nuevamente en su región pese a que las próximas elecciones podrían sacudir el entorno local.

Una ronda de cifras económicas positivas ha atraído flujos de capital a fondos de acciones globales domiciliados en Europa, al tiempo que el dinero salió de los fondos equivalentes con sede en EE.UU.

La francesa Amundi, la mayor gestora de fondos de Europa, está comprando bonos soberanos franceses y vendiendo bunds alemanes. Aunque algunos inversionistas estadounidenses se han mostrado preocupados de que la líder de extrema derecha Marine Le Pen gane la presidencia de Francia en abril, Amundi está menos preocupado. Le Pen aboga por retirar a Francia de la zona euro y renegociar su membresía en la Unión Europea.

Vincent Mortier, subdirector de inversión de Amundi, dice que las probabilidades de un triunfo de Le Pen son “cero”.

“La razón por la que decimos esto es que somos franceses, porque conocemos a nuestro país y a nuestra gente”, asegura.

Aun así, en junio muchos gestores de fondos con sede en el Reino Unido proyectaron que el voto a favor de permanecer en el bloque triunfaría. “Si estamos equivocados, será un desastre para Francia y para Europa”, advierte Mortier.

—James Mackintosh

contribuyó a este artículo.

WASHINGTON (EFE Dow Jones)—Más de la mitad de los economistas encuestados por The Wall Street Journal prevé que la Reserva Federal mantendrá las tasas de interés sin cambios en sus dos próximas reuniones de política monetaria, y que volverá actuar en su reunión de junio.

Casi 60% de los economistas sondeados durante los últimos días dijo que el próximo incremento de las tasas de interés de la Fed será en el encuentro del 13 y 14 de junio, frente a 48% que opinaba así en la encuesta anterior. Aproximadamente 25% cree que la Fed encarecerá el precio del dinero en la reunión del 14 y 15 de marzo, mientras que el 11% espera que el próximo incremento se produzca en mayo.

Cuando publicaron sus proyecciones económicas en diciembre, los responsables de política monetaria de la Fed adelantaron que podría haber tres incrementos de un cuarto de punto porcentual este año, aunque ofrecieron pocas pistas sobre cuándo podrían realizarse esas alzas. La semana pasada votaron a favor de mantener los tipos de referencia en un rango de entre 0,5% y 0,75%.

La división entre los economistas refleja la incertidumbre sobre cómo afectarán las propuestas del gobierno Trump a la economía, y a su vez, a la política monetaria. Si bien los recientes datos macroeconómicos podrían justificar un incremento de las tasas en marzo, un mayor número de economistas cree que la Fed adoptará una postura cauta.

“La creciente incertidumbre política en el país y fuera de él llevará a la Fed a dudar esta primavera”, comentó Diane Swonk, de DS Economics, que cree que el próximo incremento será en junio.

Gregory Daco, responsable de macroeconomía estadounidense de Oxford Economics, también sitúa la próxima alza en junio.

En cambio Rajeev Dhawan, economista de la universidad estatal de Georgia, cree que la Fed actuará el mes próximo, antes de que la política comercial de Trump entre completamente en vigor.

The Wall Street Journal encuestó a 62 economistas, aunque no todos respondieron a todas las preguntas.

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